Misión a la India [Jubi- Amber]

Mensaje de voz:
Hola Jubi! Amber al habla. Felicitaciones por tu misión con Black Star, ya me contó que todo estuvo perfecto. Emm bien, te necesito en el aeropuerto de Tokio a más tardar en tres horas más, lamento que sea todo de improvisto, pero te necesito en una misión que tengo. Lleva tu pasaporte y una maleta con lo que necesites llevar. Cuando llegues te explico con más detenimiento, te espero en el aeropuerto.

Nos vemos!
*fin del mensaje*

Comienzas tú y luego yo ^^

Off: las últimas palabras de jUBI:“"No había saciado del todo mi necesidad de remuneración, y ya en un rato me va a volver a venir otra"le dije a mi primo. "Perdón por robarte la habilidad, fue lo primero que pensé" miré hacia abajo y suspiré, "pero, ¡una cosa más! Reportale vos a Amber sobre esto, yo voy a salir a correr por ahí. Nos estamos viendo, y... Gracias por salvarme hoy"
Con esas palabras, que fueron para mi las últimas de la noche, comencé a trotar y correr luego, por la vereda de esta calle principal en la que estabamos, y en la cual habíamos hecho un pequeño caos. 
Y en esta noche, que extrañaba la luna llena, pensé en voz alta "cayeron al menos dos estrellas hoy, hubiese estado bueno que no caiga ninguna"”


Seguí trotando durante un largo tiempo, no se si hasta algún par de horas, hasta que me aburrí.
Me había venido sueño y ya no había casi gente en la calle, ni siquiera en esta avenida, en esta importante cuidad de Japón.
Me dirigía hacia una estación de subte, o hacia algún servicio de transporte público, lo primero que encontrase -este sueño y cansancio me estaban matando- hasta que un hombre apareció frente a mis ojos entrecerrados.
Tambaleaba como si hubiese estado todo el tiempo que yo trotaba, él tomando alcohol. “Me caen bien los extranjeros” me dijo alegre, a pesar de mi condición, pude perfectamente deducir que no me había equivocado al suponer su estado de ebriedad.
Seguí caminando sin darle importancia, al cruzar nuestros cuerpos en el camino también cruzamos miradas. Y en ella pude ver que su alegría se había tornado en enfado tendiendo a ira.
Caminé más rápido, no tenía ganas ni fuerzas para nada. No miré hacia atrás. No se si hice bien, no se si hice mal, pero me golpeó con su puño en mi nuca. Caí al piso.
Pero un poder vino a mí, sentí energía, abrí mis ojos... pero no por mucho tiempo.

Desperté de un cachetazo en un lugar con muchas oficinas y mucha gente yendo de un lado a otro. Frente a mí: una mujer japonesa de lentes y con el pelo atado, a su derecha un hombre blanco que parecía europeo.
“Misaki Kirihara desu” me dijo la muchacha. Pero yo no entendía mucho de lo que pasaba y no contesté. Ella miró al otro hombre de la habitación, le hizo una seña y luego él me preguntó “who are you?”. Pensé en contestar porque si le pedía hablar en español era un dato más que pasarían a tener para saber quien soy, pero mi pronunciación en ingles no es muy buena como para hacerme pasar por alguien que tiene esa lengua como materna. “yo no hice nada, ¿por qué me tienen acá? ¿dónde estoy?” les hice estas preguntas esquivando la suya.
El hombre me contestó con tranquilidad “somos del departamento de policía, ella es Misaki y yo soy Jack, traductor” hizo una pausa y continuó hablándome con ese tono suave “Te encontraron una pareja de ancianos que caminaban su rutina diaria tirado en el piso por la mañana... llamaron a emergencias y te llevaron los paramédicos. Tienes suerte que en poco tiempo te dieron de alta, no tienes nada. Te derivaron con nosotros para que averigüemos qué fue lo que te pasó”.
“No se preocupen por mí, me atacó un hombre borracho, anoche que salí a correr, pero llegó de repente y no me acuerdo de su cara” les dije y me paré, insinuando que no tenía más información de la que acababa de decir.
Me miraron, se miraron, y me volvieron a mirar “bueno, puedes irte, pero ten al tanto que si en cualquier momento recuerdas de su rostro, o si ocurrió algún suceso que te haya llamado la atención (incluso antes del ataque) vuelves y nos cuentas, ok?” me dijo el hombre y a continuación Misaki extendió su mano y me dio una tarjeta de negocios. Me la guardé sin mirar y me dirigí hacia la puerta, giré el pestillo y caminé por el pasillo cruzándome con muchas personas de uniforme policial yendo de un lado hacia el otro.
Al llegar a la puerta de salida siento que alguien apoya su mano sobre mi hombro derecho, giré mi cabeza y vi que era ella, que con la otra mano sostenía mi palm y unos billetes.
Fue un alivio, lo tenía conmigo y de seguro no habían podido entrar, solamente otro buen hacker podría.
Lo agarré, le agradecí, le sonreí, empujé la puerta hacia afuera y la incandescente luz del medio día me bloqueó la mirada. Me sentía como un vampiro, pero al cabo de unos segundos me pude acostumbrar ya como si fuese una luz normal o casi normal.
Tenía que ir a comprarme más armas porque había perdido los kunais hace tiempo y esta noche la pistola. Así que en eso se me gastó la tarde, por la noche volví al hostal y descansé bien todo lo que me hacía falta.
A la mañana siguiente prendo la palm, y tenía un mensaje de voz de Amber. Mi sonrisa se agrandó, comencé a escuchar el mensaje y de pronto: “¡fak!” grité “a más tardar en tres horas”. Cuando se terminó de emitir el mensaje me fijé la hora y por suerte aún me quedaban dos. Me apronté y salí corriendo hacia la estación de trenes.
Ya subido a uno ahora quedaba solo esperar a que no le pase nada y llegar justo a tiempo al aeropuerto. Nos íbamos de viaje.

Amber ya había enviado el mensaje a Jubi, y además le había dejado otro a Black Star, para que encontrara al científico Adam Schuster lo antes posible, confiaba plenamente en los miembros de Evening Primrose, y estaba segura, que como la vez anterior, Black Star lograría el cometido que ella le había pedido. -todo saldrá bien- murmuró para sí, con una sonrisa mientras salía del lugar en el que había pasado la noche. El Sindicato tenía planes de comprar información valiosa de ese tal Schuster, y Amber sabía que no debía llegar a manos de ellos, se sentía un tanto exaltada, porque mientras antes terminase Black Star con la misión, mejor para los planes de EPR. Llevaba una maletita rosa, con algunas cosas de aseo personal y un poco de ropa, que quizás ni siquiera usaría. En su carterita también de color rosa, llevaba los pasajes de avión y su pasaporte, obviamente falso, con una edad y un nombre que no correspondían a los datos reales de ella. Tomó un taxi, no quería que ningún otro miembro de su organización la fuese a dejar al aeropuerto, aunque solía hacer caso omiso a los demasiados cuidados que ponían sobre ella, a veces, le molestaba un poco que no se dieran cuenta que ella sabía cuidarse mucho mejor que muchos de ellos.

Lo hizo parar, y cuando éste se detuvo, y el chofer se bajó para ayudarla con su maleta, le dijo-al aeropuerto, por favor- le pidió con una cálida sonrisa al taxista, subió al taxi y se sentó en la parte de atrás, el taxista la miró sorprendido luego de haber metido la maleta en el porta equipaje, subiendo al auto le dijo, -claro señorita, ¿pero no cree que debería ir con un adulto?- Amber ensanchó aún más su sonrisa y contestó -¿de verdad pensó que viajaba sola?, no, mis padres me esperan allá- ladeó el rostro y el taxista le sonrió, sin decir nada más.
La pequeña rubia se quedó mirando por la ventana del auto, mientras avanzaba por las calles de la ciudad, en unos instantes llegó a su destino, le pagó al hombre del taxi, el que amablemente le bajó la maleta y la dejó dentro, en la sala de espera del lugar. Amber pagó y se quedó sentada en uno de esos incómodos asientos, esperando que Jubi llegara.

Miró el lugar con detenimiento, había llegado un poco antes de la hora que le había dicho a Jubi que tenía para estar allí. -La India- murmuró sonriente para sí misma, irían a aquel país, con una cultura tan diferente y a la vez tan envolvente y poderosamente atrayente, al menos para ella. -si tengo tiempo, me compraré un *sari- se dijo nuevamente a sí misma, sabía perfectamente que la prioridad era la misión, que a eso iba, pero no tenía nada de malo según su parecer, conocer un poco el lugar. Al lugar específico al que iban era estado de Uttar Pradesh, donde si no estaba muy equivocada, se ubicaba el Taj Majal. A Amber le hacía ilusión conocer un lugar como aquel, pero también le preocupaba el hecho de que tal vez M16 o el Sindicato ya se hubiesen enterado de que había un posible moratorium en la India. No podía permitirse que ellos lo encontraran... o que lo mataran. No. definitivamente debían llegar primero, eso no les constaba, pero había hecho todo de una manera que al menos la información les llegara un tanto retrasada a las organizaciones que estaban en su contra. Sacó su celular del bolsito que llevaba cruzado, y comenzó a teclear un mensaje para Jubi “olvidé decirte algo importante, el avión sale a las 11:30hrs. Amber” sonrió y envió el mensaje, había sido muy desconsiderado de su parte no decir la hora exacta para que el llegase, pero de todas maneras sabía que llegaría a tiempo.

Se levantó, aburrida de su asiento y se dirigió arrastrando su maleta hacia un puesto de dulces, compro un par de refrescos y un paquete de galletas. No había mermelada de limón, su favorita, pero eso no importaba mucho. Pagó y luego volvió a sentarse en el mismo asiento en el que estaba, arrastrando la maleta y llevando en una mano la bolsa con las cosas que había comprado. Posó su mirada en las puertas electrónicas de la entrada, esperando ver entrar por ellas a su compañero, pero nada. Volvió su vista a la bolsa, y sacó una de las latas de soda. La abrió y le dio un sorbo, luego sacó las galletas y comenzó a comer, mientras balanceaba sus pies una y otra vez, mirando de vez en cuando su celular, para ver la hora y luego hacia la entrada, esperando.

*sari: Vestimenta típica de las mujeres en la India.

Me senté contra una ventana, por suerte este tren bala era cómodo, y con el piso de afuera moviéndose a muy altas velocidades era fácil distraerse. Pero de pronto volví a reaccionar, “¡el tiempo!” pensé, era tarde, estas ciudades quedan lejos.

Me paré en busca de alguien del personal del tren. Encontré a un hombre; flaco, parado hablando con algún otro viajante, con una especie de uniforme; supuse que él era a quien buscaba. Me quedé parado a unos metros y cuando culminó su conversación me le acerqué “Disculpe” le dije, y me miró, atentamente. Le pregunté cuánto demoraba el viaje, notó mi acento extranjero y contestó a continuación “en dos horas treinta minutos llegamos a la terminal señor, van diez minutos de viaje. Hace dos paradas: en..”.

Ya con lo que me había dicho fue suficiente, mis ojos se abrieron cual si tuviesen a William Jones frente a ellos en estos momentos, estaba sorprendido, no entendía del todo, “2 horas 40 demora, y me dijo a más tardar en 3 horas, me asesinó con el poco tiempo...” y justo en ese momento vibró mi bolsillo derecho delantero del pantalón: mensaje de Amber “a ver qué dice...” dije expectante “olvidé decirte algo importante, el avión sale a las 11:30hrs. Amber” “iuff” fue mi expresión de alivio.

Iba a llegar un poco tarde, pero en cuanto a la petición, porque en cuanto a la salida de avión todavía faltaba, pero eso es común, siempre hay que hacer trámites de check-in y esas cosas que llevan su tiempo.

Estaba más tranquilo, pero igual no del todo, cuando se trata de alguna misión para Evening Primrose me gustaría que salga lo más perfecto posible.

El viaje se me pasó más rápido de lo que pensaba. Ya estaba frenando.

Escuché una voz desde los parlantes “Narita” repetía una y otra vez. La gente se empezaba a parar y yo no entendía nada “¿Narita?” me preguntaba. Me paré y fui a preguntarle al muchacho del personal “¿no íbamos a Tokio?” “sí, le quise decir hoy pero puso cara rara y no me prestó más atención. Hace dos paradas: en Tokio pero antes también en el aeropuerto de Narita -principal aeropuerto de Tokio y del país- está a sesenta kilómetros de nuestro destino final. Usted puede sentarse y esperar, queda como una hora más de viaje” me sonrió y fue a ayudar a una anciana que no podía levantar su maleta.

“Debe ser acá, mejor para mi, llegue antes de lo que pensaba, ahora me cierra más” pensaba mientras agarraba mi bolso y salía lo más rápido posible y me dirigía hacia dentro del aeropuerto.
“Ya llegue, estoy yendo hacia la puerta que dice Partidas” le escribía mientras era eso lo que hacía, mirando con la frente alta a ver si veía una joven, o jovencita quizás, que me pareciese familiar.

La puerta mecánica se abrió al pasar cerca yo de la misma. Entré al edificio y continué con mi mirada alta, aunque innecesaria, Amber me había encontrado a mí antes que yo a ella “¡Por fin llegas!” me dijo mientras sonreía. Le devolví el saludo con un beso en el cachete y otra sonrisa más grande. Me dio una lata de refresco que me dijo que compró para mí, y mientras le agradecía ella recién, por primera vez, miraba el mensaje que le envié “creo que lo veo demasiado tarde” comentó, se dio una media vuelta y me indicó que la siguiese.

“bien, creo que tengo que explicarte un poco sobre la misión, antes de que partamos... iremos a la India, el asunto es un poco complejo, tengo graves sospechas de que dentro de la cuidad de Uttar Pradesh hay un pequeño pueblo, y que en él hay un moratorium, debemos encontrarlo antes que El sindicato o los Ingleses de M16” me dijo esto mirándome y luego proseguimos ambos caminando en silencio.

Yo, pensaba. “Me pregunto si lo llegase a tocar que me pasa a mí, nunca le robé la habilidad a ningún moratorium, qué interesante” apenas dije esto me nació preguntar “¿Qué tanto sabemos? Además del pueblo donde esta...” finalicé mi pregunta, apenas tres pasos más y llegamos a la ventanilla del check-in.

Apenas terminé de preguntar y me contestó, como si estuviese ansiosa de hacerlo.
Luego de una reseña; de las características personales, de la habilidad, de lo que le pasó y de dónde era lo más probable que lo encontremos; se dirigió hacia la ventanilla y me dijo con precaución a que no la escuchase nadie más además de mí “en el avión te sigo contando”.

En la ventanilla atendía una mujer, que enseguida dio paso a Amber, pero cuando estuve yo frente a ella arrugó la frente y me miró detenidamente. Me pidió el pasaporte y se lo llevó, intenté detenerla pero no me escuchó. Ahora estaba sólo, parado frente a la ventanilla, esperando, nervioso por si descubrían que era falsa. “Para la próxima le voy a preguntar a Amber a quién se la mandó a hacer” pensé, porque a ella cero problemas le hicieron, ya estaba sentada comiendo galletitas, lo que me recordó que en mi mano tenía la bebida que me había regalado, ya me la había olvidado con la charla sobre el moratorium y con este problema del pasaporte. Tomé un poco para refrescarme, ya estaba comenzando a acalorarme, cuando de pronto la mujer volvió '¿ese es su equipaje de mano?' me preguntó. “¡Por suerte no traje las pistolas!” pensé aumentando, no sé porqué, mi nerviosismo. "Sí" dije yo, “está bien... y esto también esta bien” puso mis documentos sobre la mesa, “todo en orden, para llegar al avión es por ese pasillo a la izquierda. Gracias” escuché esto de su voz, y respiré profundo, ya estaba mucho mas tranquilo.

Llegué hasta donde Amber y le dije “¿vamos? Por este pasillo a la izquierda es. Me demoraron con mi pasaporte, pero todo en orden” hice una leve pausa y proseguí ahora con bastante simpatía “Vamos a la cuidad del Tah Majal, escuché que es una tumba, algo como que un príncipe o alguien se lo hizo a su enamorada” sonreí “no estoy seguro, ¿vos sabías?”
Ya llegábamos al avión, “¡qué emoción!”, extrañamente, sentí.

Amber ni siquiera se percató de la inesperada “revisión” del pasaporte de Jubi, tenía la cabeza en otro lado, estaba muy concentrada pensando en el posible moratorium. Continuó comiendo galletas, casi por inercia, porque su mente y sus futuras acciones estaban muy lejos de allí. A lo lejos y poco a poco cayó en la realidad, y se volteó al oír la voz de Jubi, sonrió, ella conocía aquella leyenda, la historia sobre el príncipe Sha Jahan que se enamoró de una joven y con la que no pudo casarse hasta cinco años después de haberla conocido. -Sí, lo sé, creo que si tenemos tiempo, podríamos visitarlo, ¿qué te parece?- preguntó alzando las cejas enérgicamente. -Es una historia muy bonita, es del príncipe Sha Jahan y la joven Aijumad. Él ya estaba casado cuando la conoció, pero gracias a las tradiciones musulmanas, pudo casarse con Aijumad, convirtiéndola en su segunda esposa. Desde el día del matrimonio ella fue llamada Muntaz Mahal. Ella murió luego de 19 años de matrimonio con Sha Jahan, cuando dio a luz a su hija. Ella antes de morir le pidió que cumpliera unas promesas: Que construyera su tumba; Que se casara otra vez; Que fuera bueno con sus hijos; y que visitara su tumba cada año en el aniversario de su muerte. Fue entonces que Sha Jahan mandó a construir el Taj Mahal, en honor a su amada Aijumad.- finalizó de contar la historia con un suspiro exagerado, ella no era muy devota a leer historias de amor, pero como viajarían allí, no podía ser posible que no conociera un poco del lugar al que iba. Se levantó y tomó la pequeña maletita -Bien, si ya es la hora, vamos- y comenzó a andar en la dirección indicada. Pronta a entrar al avión, entregó su pasaje y entró, buscando su asiento. Cuando al fin lo localizó, se sentó (junto a la ventana porque no le gustaba viajar en pasillo) y le hizo señas a Jubi para que se apresurara. Debía contarle lo que harían y de quién debían cuidarse cuando llegaran a India. -el viaje no será muy largo- murmuró luego de un rato, y miró la hora en su celular, el que guardó luego de enviar un mensaje. ¿a quién iba dirigido ese mensaje y qué decía? Sólo Amber podía saberlo, y al parecer, no estaba en sus planes decirlo.
off: perdón el post tan aburrido y corto, pero hoy no tenía mucha inspiración

“Sí, lo sé, creo que si tenemos tiempo, podríamos visitarlo, ¿qué te parece?” me sugirió preguntándome notándosele unas sinceras ganas de ir. Me quedé anonadado pensando “¡woow! Salir con Amber solo nosotros dos, más allá de una misión, es algo que nunca hice, y no escuché de nadie”
continuó contestando mi pregunta con una interesante historia sobre el principe Sha Jahan y la muchacha Aijumad, de su matrimonio, ultimas palabras y lo que estas indujeron, a la creación de su tumba (como yo había bien dicho antes) el Taj Mahal.
Suspiró fuertemente, demostrando una especie de adoración con la historia, lo cual se reflejaba en el tono que contó la misma.

Caminamos hacia el avión y yo seguí con mis pensamientos “solos, no en París, pero sí en un lugar con una historia romántica que lo convierte en romántico también.” Giré mi cabeza rápidamente de un lado al otro, como haciendo caer esas ideas flojas colgadas en mi mente, “no, ella de seguro me lo sugirió porque le encanta el lugar, a parte, ¿quién va a un país y no visita alguna de las cosas más importantes?, y que yo sepa ella nunca olvidó a ese contratista que conoció por ahí en el Heaven's Gate. Así que jubi, no te inventes cualquier pavada y andá con ánimos de pasar un momento de amigos”

Llegué al avión, entregué mi pasaje y me arrimé hasta donde Amber que me hizo señas para que fuera. Me senté junto a ella, a su izquierda, ella contra la ventanilla y por suerte no teníamos a nadie más en esa fila, así podríamos hablar un poco más de privacidad al menos.
“El viaje no será muy largo” murmuró animándonos, luego miró su celular para mandar un mensaje. Había un silencio incómodo y para hacerme el que también tenía a quién mandar uno, agarré mi palm y escribí “hola, soy jubi, estoy yendo a la india, con A al lado mío y no entiendo nada” borré esto último y continué pero antes mirando de que no estuviese ella viendo que es lo que escribía exactamente “...espero que todo salga bien” terminé de escribir esto y lo borré sin enviar ningún mensaje, esa nunca había sido mi intención. Ahora con el espacio en blanco de la pantalla imaginaba las letras que acababan de estar escritas, pero... “ya era” pensé.

El avión comenzó a moverse, ni me había dado cuenta del cartel de 'abrochen sus cinturones', hice eso y dije con volumen bajo pero con energía “¡lo vamos a conseguir!” pensando en nuestra misión sobre el moratorium.

Off: foto del celu con el mensaje


off2(? no te disculpes, ta barbaro hay dias y dias, y a parte no quedó aburrido
saludos

Entre risas y sonrisas me dio a entender que me apoyaba en el sentimiento optimista.  “¿quieres? Son de Vainilla, quería de limón, pero no habían” me ofreció galletas y agarré devolviéndole la sonrisa, y no fue por ningún compromiso, siempre fui y soy de buen comer.
“Que en el avión me seguía contando, me había dicho, le voy a preguntar” pensaba esto mismo cuando -como si me leyera la mente- me empezó a contar más sobre los procedimientos de la misión.
Aunque luego se derivó al interesante tema del paseo. “¿Qué crees tú?” me preguntó mientas me miraba con cara de pícara. “¿Antes o después?” pensaba sobre la cuestión.
Hice una mueca exagerada que expresaba pensamiento “deberíamos de ir cuanto antes a ver al moratorium”, le conteste después de unos segundos de pensar. “Tratar de convencerlo de que se nos una puede que demore más tiempo de lo que pensamos, y no vamos a estar todo el día encima de él... pero creo que debemos ir de primera hacia ahí para ver como está la situación, y para ir empezando”, le decía ahora con mi rostro más serio y continué “bueno, si vos querés, en realidad, podríamos hacerlo en cualquier momento, jejj”la miré a los ojos haciéndole cara de 'vos me entendes', “no te preocupes que ir, vamos a ir” dije convincente y finalicé diciendo “sino de última ir con él quizás no sea gran problema”.
Ya nos podíamos desabrochar los cinturones, eso hice, me puse más cómodo, agarré otra galletita, dije “permiso”, la mostré esperando una obvia aceptación, y lentamente me la llevé a la boca.

Al decirme “...conseguí una cita para poder hablar con él, pero no será hasta dentro de la mañana” me hizo pensar “jaja, todo el lío de si íbamos o no íbamos, innecesario” tiré aire por la nariz, sonriendo, como una risa para dentro que se me escapaba un poco. “...sólo quería saber qué pensabas” me dijo corroborando mis pensares, pero su sacada de lengua y sonrisas me hicieron ver desde otro punto de vista y también en mi cabeza pensé “quizás no fue innecesario, no, para socializar”. Le devolví la sacada de lengua mientras entrecerraba mis ojos en señal de enojo, pero un claro enojo en broma.

Luego me pidió que la despierte cuando lleguemos, y me quedé callado, mirando al techo un rato, pensando en lo que me dijo un poco más temprano “...ni él mismo sabe lo que le está pasando, iremos a explicarle lo que le sucede y en lo que se podría convertir...” No tenía idea de como explicar bien todo lo que es este mundo a pesar de que ya lo he vivido desde hace tiempo, mis misiones anteriormente habían sido de otra índole, nunca arriesgando el hecho de la posibilidad de un nuevo miembro, sin embargo estaba tranquilo, la frase “lo tenía todo planeado” de Amber, no era hoy, ni cerca, la primera vez que la escuchaba.

Tiempo después ya no nos quedaba mucho demasiado en el avión, yo no había dormido nada, me había puesto a jugar a un jueguito de lógica de la palm, siempre fui bueno para juegos que te hacen pensar. Alguna vez cada tanto miraba a mi derecha y allí estaba Amber, “cara de... ahh!” no se me veía a la mente palabra q describiese, 'angelito' encajaba, pero era muy cliché hasta incluso para estar sólo en mi mente, a parte '¿Cómo es un ángel?', siempre me pregunté.
Pero no quería pensar demasiado en eso, sinceramente ya no tenía ganas de que me invadiesen todo ese tipo de cosas a mi cabeza.
Salí también a dar unas vueltas por el avión, pocos japoneses, algunos indios, y unos cuantos turistas. Fui al baño y cuando salí me crucé con un hombre 'turista' lo habría clasificado, entraba ahora él al baño y no le pude ver bien la cara, pero de algún lado me sonaba conocida; y yo desde hace años que no veo más que japoneses, contratistas, o ambos; no turistas.

'Por favor siéntensen y abróchensen los cinturones, en breves minutos estaremos arribando a la cuidad Uttar Pradesh' Se escuchó una voz que decía esto en versiones de varios idiomas.
Fui rápido hacia mi asiento a despertar a Amber sacudiéndole el cuerpo desde sus brazos. Miré para atrás a ver si salía el hombre pero aún no salía “¡che!” le dije claro, cerca, pero suave para que oídos ajenos no escuchasen, “estamos llegando... hay un tipo que me huele a contratista, está en el baño en este momento si no me equivoco... ahí sale” se abrían las puertas del baño. Me senté y en frente mío: una araña, era pequeña pero me sorprendía de que estuviese allí. No le presté demasiada atención, una azafata se nos presentó para recordarnos -especialmente a mí- que tuviésemos puestos los cinturones. Mientras me los abrochaba la mujer se fue, miré para atrás, pero ya hombre ya no estaba, tampoco la araña.

Amber despertó cuando la moví, pero seguía soñolienta, no miró demasiado, tal vez un poco despreocupada de más, la miré a los ojos cual si estuviese tratando de descubrir en ellos un acertijo.
Bajamos del avión bastante rápido los dos, tener solo equipaje de mano agilizó nuestro arribo a India.
“Vamos al hotel, dejamos las cosas y nos vamos al Taj Mahal” me dijo Amber, a lo que le contesté “si la jefa así lo dice...” y sonreí, haciéndome el que si lo hacía era por una orden, pero en realidad supongo que ambos sabiamos que queríamos ir.

Mientras caminábamos me quedé por un rato pensando en aquel hombre que tanto Amber parecía no haber sentido lo mismo que yo. Lo busqué trantando de que no sea alegosa mi mirada, aunque mirar para todos lados cual si hubiese perdido a un hijo fue muy poco escondido que digamos.

Cuando quize acordar, mi compañera de viaje ya se me había perdido, no encontre al posible contratista, y por lo tanto fui trotando hacia la salida y allí estaba Amber con un pie dentro del taxi. Nos subimos a los asientos traseros del auto y ahí le dije suave a Amber “perdón, me distraje”, por haberla hecho esperar no se cuanto tiempo.
“¡Al Taj Mahal!” le dije al taxista, miré a Amber y le pregunte para que me respondiera que si “¿no?” y exactamente en el momento que la palabra me salía de la boca me acordé “¡no!, perdón... primero al hotel” dije en volumen fuerte para que el taxista me oyera y no fuese al Taj Majal, me reía un poco mientras le decía a Amber “ya estaba entusiasmado, jejj”. Ya más serio le dije enseguida “no se cuál hotel es, ¿le decís vos?”.

Me descansé en que ahora Amber se encargaba del taxi y reposé mi cabeza contra atrás, primero miré al techo y luego hacia la ventana de atrás. Me pareció haber visto al supuesto contratista otra vez, “no creo estar ilusionando, tiene que ser el” pensé, pero para no quedar como un loco no dije nada. De un veloz salto me di vuelta para verlo con la cabeza en la posición correcta, “si no me equivoco, se acaba de subir al taxi de atrás” pensé, y me quedé mirando concentrado. “SAD-1905” era el número de la chapa del taxi. De pronto arrancó a andar el nuestro, me senté bien y le sonreí a Amber como si no pasara nada.