Extraña Doll

Cuando recobró el sentido, Yin se encontraba en el medio del parque, sin saber cómo ni por qué llegó allí. Una persona pasó a su lado golpeándola en el hombro, lo que al parecer hizo que volviera en sí.

-Dónde... estoy? -Se preguntó sin moverse mucho, y mirando hacia el suelo.

Se escuchaban muchos sonidos, mucha gente caminando, niños riendo, por eso se dio cuenta que seguramente se encontraba en el parque. Ella sabía que era peligroso estar sola, y que si Huang o Mao se enteraran, estaría en problemas, pero nada podía hacer por sí sola. Al dar unos pasos, dio con un oportuno charco de agua, el cual le mojó el pie al pisarlo. Se agachó un poco y sumergió allí uno de sus dedos, observando con su espíritu todo el parque. Al parecer no había peligro cerca.

Su prioridad ahora era regresar, por órdenes que tenía en su cabeza de Huang, Mao y Hei indicándole que se mantuviera oculta, pero no podía encontrar el camino de vuelta, así que se quedó allí parada... esperando.

Después de volver de la India, quería contactarme con mi primo, lo llamé, pero no contestaba, fui hasta Kyoto, el último lugar donde lo vi, muy poco probable que estuviese allí, pero mientras no tuvise una misión no tenía nada que hacer, ni nadie más con quién estar, con la gente de Evening PrimRose estaba todo bien, pero todos están en la suya.

Al llegar lo volví a llamar, pero nada, ya me estaba hasta preocupando, pero no creía tampoco, porque para que algo grave le pasase tendría que haber luchado contra más de un fuerte contratista.

Arranqué a caminar por la cuidad, primero en el restoran que nos encontramos, pero nada. Fui también a algún hostal, pero nada tampoco.

Me sentía irritado, imposible que alguien con acceso a grandes redes de comunicación, varias importantísimas fuentes de información, bases de datos que pocos sabían entrar, y no podía encontrar el paradero de un simple extranjero en Japón, “buah, quizás no está en Japón”. Ahora desanimado seguí caminando pero sin objetivo, el tiempo gris de la lluvia de hace poco no ayudaba a dar ánimos.

De pronto, un poco más alejado de los edificios, había un parquecito, donde la luz del sol daba más, una sonrisa vino a mi cara, “¡si!, para el clima este que me quería deprimir, muajaja, ¡lleve!” pensé.

En eso empiezo a caminar hacia un banquito, en eso veo de espaldas a una chica de pelos muy claros, parada, quieta, me pregunté que sería lo que estaba mirando. Seguí caminando en mi dirección y cuando pasé a un metro de ella, giré mi cabeza para verle la suya, me había llamado la atención. Cara jóven pero demasiado tranquila, linda pero algo triste, le sonreí y seguí caminando mirando hacia el frente. Al llegar al banquito me senté y agarré el celular otra vez. Nada, no contestaba.

Yin se encontraba parada en el medio de aquél parque, sin saber bien qué debía hacer. Sólo estaba ahí, escuchando todo a su alrededor. Comenzó a caminar nuevamente, buscando algo que le diera indicios de cómo llegó hasta ahí, o como regresar, pero no fue muy lejos, en cuanto se topó con el banco de la plaza, se sentó junto al joven, desconociendo totalmente el hecho de que él estaba ahí, pues no podía verlo... solamente escuchaba los ruidos del celular al abrirse y cerrarse.

Se sentó con la espalda encorvada, como era costumbre en ella, y con las palmas de la mano hacia abajo, puestas en sus rodillas. La mirada fija en el frente. Apenas se inmutó un poco cuando sintió los ruidos del celular nuevamente cerca de ella, pero nada. Ni siquiera sabía que se trataba de un contratista, ella pensaba que era una persona común y corriente, o eso quería creer, por eso por el momento no se sintió amenazada.

Era evidente que iba a llamar la atención del joven, quien momentos antes la había saludado, y ella ahora se había sentado junto a él. Pero como no pudo verlo ni mucho menos sabía que era el mismo que estaba allí a su lado, permaneció inmutable.